Historia minima de una pupila y una ventana.
En un principio solo alcanzaba a verle el pelo rubio. Su blonda cabellera enrulada. Lo reconocía porque siempre silbaba la misma canción. Deseosa de escuchar aquella dulce melodía siempre a la espera ella estaba. Diáfana embriaguez al verlo pasar. El pelo negro y enrulado de la barba del cura contrastaba.
domingo, 24 de enero de 2010
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